Evaluación de una imagen corporativa

Somos seres que tenemos una dualidad en nuestras percepciones. Por un lado, entendemos el mundo de manera lineal – lógica – y por otra, con la misma o mayor intensidad, lo hacemos a través de nuestros sentidos: vista, olfato, oídos, tacto y gusto.

¿Qué relación tiene la imagen corporativa en todo esto? La respuesta es simple, si queremos que nuestros clientes nos tengan siempre presentes, debemos preocuparnos justamente por entregarles, al menos y en lo posible, información visual, olfativa y auditiva; pues con esto, tendrán más estímulos con qué asociar nuestra marca.

¡Comencemos con los elementos visuales! Lo primero que tenemos que entender es que la imagen de nuestra empresa siempre comienza con un logo. Este elemento gráfico le habla a los dos lados del cerebro, permitiéndole a nuestro cliente rememorar más fácilmente quienes somos.

¿Por qué es tan importante este elemento? Simple, debe representar nuestra esencia y diferenciarnos en nuestro mercado; es la viva imagen de quiénes somos. Es lo que nuestros clientes verán en todos sus puntos de contacto con nosotros y es por esto es que debemos invertir en cada una de las piezas corporativas que tengamos: El letrero de la oficina, papelería, transporte, vestuario, etc.

¿De seguro querremos tener una imagen que se mantenga vigente por mucho tiempo! ¿Cómo saber si mi logo su propósito? Acá te damos algunos consejos básicos para que lo logre:

Que sea lo más simple posible. Esto nos garantiza una buena usabilidad y durabilidad en el tiempo. Hay que evitar degradados, texturas y elementos muy detallistas.

Como consecuencia del punto anterior, al ser formalmente simple permitirá ser usado en cualquier tamaño, formato o soporte. Los logos deben tener diferentes versiones para ser usadas en elementos muy distintos. Algo básico contar con una en blanco y negro.

Esta pregunta es una de las principales, pues cuando desarrollamos nuestra imagen corporativa debemos equilibrar con cuidado nuestros gustos personales con los códigos de diseño que se usan en la industria que atendemos.

Lo más difícil que tenemos que entender es que la imagen corporativa no es solo de nuestros gustos, ciertamente debe agradarnos y sentirnos identificados con ella, pero sin dejar que nuestras percepciones subjetivas nos alejen del equilibrio.

En los elementos gráficos, el diseño trabaja con códigos. Estos no son artísticos, sino que, responden a parámetros establecidos local o internacionalmente según tu tipo de empresa y, el trabajo del diseñador, es equilibrar la propuesta en base a estos patrones, los elementos que al cliente le gustan y los valores/elementos que te van a diferenciar de tu competencia.

Por ejemplo, en el caso de las marcas de alimentos de mar congelados, lo más probable es que la imagen corporativa tenga tonalidades de azul, líneas blancas o plateadas, un pez, una brújula o un barco. Esto no es azaroso, si no que viene de que en ese rubro, estos elementos están establecidos en nuestro imaginario como propios y socialmente aceptamos esa simbología, principalmente, por convención.

Las preguntas que debemos responder son: ¿Cuáles son los códigos gráficos de mi rubro? y ¿cuáles propios que me hacen destacar en él?

Como te comentábamos recién, el mensaje hacia tu cliente debe ser claro. No, solamente, muy claro. Clarísimo, que no quede duda alguna. Es normal que cada uno interprete la realidad de manera diferente, por esto mismo, hay que tener mucho cuidado con estas interpretaciones erradas que pueden tener algunas imágenes.

Es crítico que el logo se testee varias veces hasta que estemos seguros que las personas van a ver exactamente lo que queremos transmitir.

Recordemos que lo elemental es lograr que tu cliente te recuerde. El gran propósito de la imagen corporativa es tener un pilar comunicacional sólido, en donde todos los elementos son coherentes unos con otros.

Tu logo es un elemento importante en este pilar, por eso lo necesitamos en varias versiones para que sea coherente en cada ocasión de uso y darle profesionalismo a tu marca. Si los recursos están disponibles (especialmente si tu empresa tiene un equipo humano grande), lo deseable es lograr desarrollar un manual de marca, es decir, un libro que indica claramente cómo deben usarse cada elemento de comunicación (pincha acá para ejemplos).

Sin embargo, hay veces que no logramos justificar un manual y no es terrible. Lo esencial es contar con una familia tipográfica (tipos de letras que usamos siempre y… por favor…que NO sea Comic Sans!) compatibles con nuestro sitio web y una paleta de colores apta para imprimirla.

Estos elementos debemos usarlos SIEMPRE, y ponemos mucho hincapié en esto. Si descuidas la firma de los correos electrónicos, un díptico o cualquier pieza de tu empresa, silenciosamente estarás perjudicando tu imagen.

Recuerda: La rememoración es lograr que tu cliente se acuerde ti, siempre. Que te recuerde de la mejor manera, siempre. Que entienda tu valor y vean lo profesional que eres, siempre.

Este es el secreto para tener una excelente imagen corporativa, profesional.